08 noviembre 2012

Cyberlobbysmo y 8-N



Hace unas horas veía un informe de la CNN sobre el papel de las redes sociales en la política,  el medio estadounidense se refería a estas webs como el quinto poder. El 8N es hijo de este poder, así como también lo fue la primavera árabe y las manifestaciones juveniles en Londres. El nuevo poder supera a los otros cuatro en algo fundamental; la libertad de expresión. Aquí la voz no se delega en manos de terceros, aquí cualquier persona con un blog o una cuenta de Twitter y Facebook puede expresar lo que quiera y ser escuchado. De alguna forma se abrió la caja de pandora. Hoy tenemos acceso a lo que tantos medios como Clarín y otros nos han tapado durante tanto tiempo. La Internet se ha convertido en la gran grieta del capitalismo por donde se cuelan las ideas libertarias. No estoy diciendo que sea la panacea, sino que ha demostrado ser una herramienta muy útil para el campo popular. Aún así las peores practicas políticas tienen su espacio en la red.

 Este quinto poder se presenta en la coyuntura actual como un campo de batalla entre el gobierno nacional y la oposición de derecha que insiste ocultarse en el escudo de la anti-política. Este Día D que quiere plantar la oposición, surge desde un grupo minúsculo de cyberlobbystas que nadie conoce demasiado, ni siquiera el periodista de La Nación que redactó el artículo que me sirvió de fuente. Este grupo también es responsable de organizar el 13-S, tienen en su haber una amplia experiencia en proselitismo vía Internet y se calcula que su actividad comenzó en el 2008 con la crisis del campo. Al contrario que en Egipto, México y varios países de Europa central donde los usuarios de redes sociales han organizado movilizaciones espontaneas mediante distintos foros abiertos, los organizadores del 8-N son un grupo cerrado y sin ningún contenido más que el rechazo al gobierno de Cristina Fernández. 

Meses atrás el periodista estrella de Canal 13 denunció a Blogueros y Twitteros K que recibían un sueldo por hablar bien del gobierno en las redes sociales. No tengo las herramientas para desmentir a Lanata, pero si tengo fuentes claras sobre el Cyberlobbysmo opositor. Diariamente informáticos empleados por alguna empresa envían mails con artículos imágenes diseñadas y sobre todo videos contra la presidenta. Seguramente alguien pudo haber recibido estas misivas firmadas con las iniciales G. F. ó con un nombre propio ó con un mail sospechoso. La estrategia de mandar mail con un nombre propio es muy buena, porque aunque no nos suene el nombre pensamos que no es spam y finalmente nos equivocamos. Estos personajes se dedican a acumular direcciones de correo electrónico, seguramente compradas por ahí, y nos invaden con su correo basura difundiendo denuncias falsas. Son ni más ni menos que la misma gente que nos envía las propagandas de discotecas, eventos y algún que otro producto. Seguramente más de una vez miraban videos en You Tube y se encontraron con varias propagandas con títulos como este "El fin de la Argentina" y otro del mismo tinte utilizados para difamar la política económica del gobierno.

 Hoy finalmente es 8-N, hoy nos toca encontrarnos con ese acto tan inflado por los medios y aplaudido por una oposición que se autoproclama progresista pero que no duda en jugar con la derecha. Toda esta gran mezcolanza de intelectuales, políticos y periodistas increpan al gobierno a cambiar de rumbo tan solo por el capricho de una minoría. Miles de personas se pondrán al servicio de un pequeño grupo que desde una torre de marfil planeara su próxima jugada. Por más que intenten emular a los indignados, en esa plaza no habrá rebeldía ni dignidad, habrá ese misma gente que cayó cuando había que gritar y que grita cuando tiene derecho a votar y a decir lo que se antoje, incluso a decir que esto es una dictadura.

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