06 julio 2007

IV

Una sombra impune tiñe
nuestros rostros de silencio,
complice oscuridad de encierro,
en medio de la nada
algo somos,
un pasaje de tren sin usar,
una carta con miedo a acabar.

Nuestra erotica presencia se confirma
en el ciego mundo
de las manos que acreditan la existencia.

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